La vida, la vida plena, requiere un equilibrio constante para no irnos a los extremos, esos extremos de los cuales, luego, cuesta volver. Usted sabe muy bien porque se lo decimos: se lo decimos porque nos preocupamos por usted, porque queremos que usted lo pase muy bien, porque nos importa que usted tenga una mas que buena vida.
Y tambien los niños deberian tener una buena, muy buena, vida, pero en los hechos no la tienen porque han aceptado la imposicion de la modernidad, imposicion en la cual deben, todo el tiempo, estar conectados a una computadora para ser felices.
Esto antes no sucedia, podemos decir, y estar seguros de ello, que antes usted, como nosotros, era feliz simplemente viviendo afuera, jugando afuera de su hogar con sus amigos, sin quedarse encerrado todo el dia, sin tener que estar todo el dia frente a una computadora. Y el cierre de esos dias gloriosos era ir a su casa a comerse una buena naranja valenciana, una rica y hermosa y jugosa naranja valenciana.
Hoy, sin embargo, los niños no saben lo que es un el sabor de una verdadera naranja porque no las han probado. Por supuesto, existen mercados, mercados que tienen naranjas, naranjas que parecen brillantes y ricas pero, al probarlas, lo que descubre el consumidor es que saben... a nada.
La razon esta en la gran cantidad de productos quimicos que le ponen las empresas para hacerlas mas vistosas pero no mejores.
Por esa razon, los jovenes agricultores de naranjas de Valencia decidieron permitirle a la gente comprar naranjas valencianas, tan grandes y dulces que son el sueño prohibido de todo niño; naranjas de Valencia similares a las narradas por Bradbury solo que aquellas existian en el papel y estas en la realidad, disfrutable y mordible realidad.
Para comprar naranjas valencianas verdaderas, grandes y jugosas solo ingrese al sitio web de estos jovenes agricultores. Podemos asegurarle que no se arrepentira al hacerlo
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